Septiembre 2019 | Jorge de Blas Vences
Cuando me preguntan qué es para mí ser un ACI me vienen a la mente 3 palabras:
Familia porque es en lo que se convierte esa gente, esa misma gente que lleva en tu clase toda la vida que nunca habías hablado con él y que vas conociendo más según pasan los días, o gente nueva que está por conocer. Si algo nos caracteriza es esa sensación de poder contar las cosas que nos preocupan o dan miedo y aprender los unos de los otros.
Compromiso porque tenemos una obligación para con los demás, nos hemos comprometido en emplear un tiempo para reunirnos y trabajar en grupo para nuestro enriquecimiento personal.
Y valores porque es exactamente lo que intentamos inculcar a todas las generaciones que van pasando por el centro, siguiendo las líneas marcadas por Santa Rafaela intentamos formar verdaderamente “PERSONAS».
Mi experiencia en grupos ha sido cuando menos enriquecedora a nivel personal, tanto el reto de encargarse de un grupo de jóvenes con las mentes aun por moldear y la responsabilidad que ello conlleva como lo que aprendes de ellos que puede ser tanto o más de lo que les enseñes tú. Hay días horribles que pensarás que no has conseguido nada y otros en los que hagas auténticas maravillas en las actividades que planteamos a los niños, pero con que hayamos imbuido esos valores e ideas que de verdad marcan la diferencia en una persona y que de verdad es un signo de distinción de nuestros centros habremos ganado con creces.
Por eso te invito a formar parte de nuestra familia y ser un ejemplo para los que vendrán, marca la diferencia.
“Todos unidos en todo como los dedos de las manos” (Santa Rafaela María).