Hemos pasado las Fiestas Navideñas más extrañas de nuestra vida, no hemos podido reunirnos, (al menos si hemos sido responsables), con toda nuestra familia, nuestros amigos, no ha habido brindis de reencuentro como otros años… y quizás, celebrar la venida del Niño Dios nos ha resultado más complicado.
Ahora toca volver. Las clases, el trabajo, … unas rutinas, ciertamente reordenadas por la situación, recolocadas en cada pantalla de una nueva “realidad cada vez más virtual”. En el momento de escribir esta relectura la situación se está complicando en todos los rincones de España y del mundo y de ahí la pregunta del título, y ahora, ¿más confinamiento?
Ayer me encontré con una amiga y su madre, hacía quizá un mes que no nos veíamos, pero ese encuentro casual, en persona, al aire libre, con mascarilla y distancia, me hizo tanta ilusión y me dio tanta alegría, como si hiciese años desde la última vez. Eso sí, y me preocupa, ya no me salió darle un abrazo o dos besos, pero disfruté mucho, y de verdad, de ir caminando un rato juntas.
No sé si nos van a volver a confinar o no, es imposible saberlo, y cada día los periódicos y las noticias intentan, sin quererlo, arrebatarnos un poquito de esperanza, pero lo que como cristiana tengo claro, es que, si de algo sirve la FE, así, con mayúsculas, es para dotar a nuestro corazón de mucha FUERZA, la suficiente para EVITAR QUE NOS CONFINEN EL ALMA.
Después de estas Fiestas Navideñas, solo podemos seguir pensando en apoyar a quienes nos necesitan, en seguir sintiendo sin anestesiar el cariño, la pena, o el dolor, sigamos siendo testigos de un Dios vivo que nos invita a ser, sobre todo, felices.
Felices los que le dan la vuelta a la vida
Los que buscan nuevos puntos de partida
Felices los que a la vida siempre le sacan lo mejor,
Los que en la enfermedad encuentran razones para
seguir, en el dolor se superan y en la soledad saben sonreír.
Felices los que ven el lado bueno sin ignorar el malo,
Porque nos liberan del peso muerto, del sufrimiento vacío.
Felices los que mantiene la alegría aún cuando la vida duele,
cuando pincha, porque son aliente.
Felices los que en todo ven vida, porque la hacen bonita.
Felices los que dan la vuelta a la vida, porque nos enseñan a mirar.
(El Rey de los Mindundis ¡Felices! Fund. Edelvives)