Esta es la historia que nos han contado y hemos descubierto que el Adviento es… ESPERANZA.
Papá y mamá me han dicho que mi hermanito vendrá después de Navidad. Ya era hora. Llevo ya tres años pidiéndole a los Reyes que me traigan a mi hermanito, tuve que renunciar a aquel camión que tanto quería para que se acordaran de que yo lo que de verdad quería era alguien con quien poder compartirlo.
A punto estuvieron dos veces; pero cuando mamá¡ ya tenía la barriga grande grande, tenía que ir al médico, y cuando volvía, todos estaban muy tristes y siempre me decían lo mismo: que mi hermanito este año no iba a venir, que había habido un problema donde viven los bebés antes de nacer y que no podía ser.
Pero este año seguro que sí. Mi seño nos ha hablado en clase del Adviento. Dice que es cuando esperamos a que nazca el niño Jesús, y que los esperamos con ilusión; como yo espero a mi hermanito. También ha dicho que es un tiempo para pensar. Pero es que no sé en que pensar la verdad. Bueno, pienso en todo el turrón que comer, pero nada más. No sé a que se refiere con eso la seño, la verdad. Tampoco entiendo muy bien eso del Adviento, si Jesús nació hace ya un montón. No sé a qué estamos esperando ni en qué tengo que pensar.
Hoy mamá ha dicho que el abuelo tampoco vendrá este año; que no puede, aunque yo sé que es porque está enfadado con mamá. Nunca me cuentan por qué, pero yo a veces escucho lo que mamá y la abuela hablan, y sé que es por eso. Las únicas veces que han estado juntos ha sido las dos veces que mi hermanito casi asoma la cabeza y fue todo una falsa alarma. Ya le vale. Nos ha tocado un bebé muy bromista.
Cuando paso por delante del Belén de mi colegio, veo cientos de figuritas que se acercan al pesebre: pastores, lecheras, aldeanos… Jesús debía de ser un bebé muy importante, le llevaron muchos regalos; y se les ve a todos muy contentos. ¿Harán con mi hermanito lo mismo?
Mi hermano nos ha engañado, llegará antes de Navidad. Papá está muy nervioso recogiendo todas las cosas y llevando a mamá al coche, que hace ruidos bastante extraños. A mí me sienta en el asiento de atrás:
- Venga Dani, el cinturón.
- ¡¿Ya viene?!
- Sí, ya viene.
- ¿Y yo?
- Tú a casa de la abuela.
- ¡Venga ya!
La abuela está muy nerviosa, y abuelo también. Yo le cojo de la mano y le digo:
- Tranqui abu, que yo sé que esta es la buena.
Suena el teléfono, es papá. La abuela llora, pero tiene una gran sonrisa:
- ¡Dani, que mamá ha tenido un bebé!
- ¡Pues claro, abuela!
- ¿Quieres ir a verlo?
Y allí fuimos los tres, a recibir a aquella cosita pequeñita. Cuando llegué a la habitación, podía ver que había algo que había cambiado. Abuelo y mamá se miraron y se abrazaron. Mis padres ya no tenían aquellas miradas tristes que les hacía un poco más feos (un poquito solo). Y allí, en medio de todos nosotros, estaba para mi sorpresa, mi hermanita.
No entraba en mis planes que fuera una chica. Pero en cuanto la miré supe que la querría lo mismo que había imaginado, y que sería una excelente compañera de juegos.
Pero lo más importante, es que supe lo que significaba el Adviento. Ahora ya entendí por qué Jesús fue tan importante: porque representaba esperanza. La esperanza que mis padres nunca perdieron. El Adviento es la alegría y la esperanza por saber que algo maravilloso está por llegar. La esperanza que se respiraba en aquella habitacioncilla de hospital. Todo ese tiempo de espera, fue una preparación para recibir aquel regalo: nuestra pequeña, mi hermanita.
Queridos Reyes Magos: Buen trabajo.