Llevamos mucho tiempo esperando este momento, exactamente 22 días. Sabéis de qué hablo, ¿no?
Seguramente muchos creerán que hablo del amigo invisible de la familia, de la oficina, el de los amigos de toda la vida, que me toque la lotería… Pero no, hablo del nacimiento de Jesús, hemos esperado mucho y ya ha llegado. Pero… ¿Sabéis cuales el problema? Que no lo hemos disfrutado de verdad. Hemos recorrido tiendas, restaurantes y papelerías para poder envolver todos esos regalos que hemos comprado. También hemos querido descubrir quién nos regalaba.
Y es que no hemos disfrutado nada, hemos abierto el regalo, hemos descubierto quién nos regalaba y, ¿ahora qué? Hemos llegado hasta donde queríamos llegar pero no hemos disfrutado el camino, y como muchos sabéis el camino es la meta.
Hemos reído, hemos llorado, hemos ayudado cuando alguien lo necesitaba, nos han ayudado cuando lo necesitábamos nosotros. En definitiva, hemos vivido como Jesús quería que lo viviésemos y no nos hemos dado cuenta.
Estábamos equivocados, el regalo que más ilusión nos va a hacer es el más simple, el que menos valoramos… LA VIDA, la vida que nace, la vida que crece, la vida que ríe, la vida que llora…
La vida está en la ilusión incansable de los más pequeños, en los abrazos con aquellos que regresan a casa por Navidad, en la sobremesa en la que el mayor enseña al joven algo tan simple como es vivir. Algo que hacemos sin darnos cuenta, esos buenos gestos son vida y Jesús nos hace darnos cuenta con el tiempo.
Después de leer esto tienes dos opciones: vivir o ver cómo pasa la vida.
¿Y tú? ¿Vas a vivir tu vida o te vas a quedar ahí parado?
DESCUBRE TU VIDA.
AGC